Episodio 3: Cómo evitar malinterpretaciones de la voluntad de Dios.

Una mejor pregunta que le podemos hacer a Dios:

¿no es qué debo hacer sino en quien me debo convertir?

Nosotros los cristianos tendemos a concentrar nuestra preocupación en las #decisiones que enfrentamos como seres humanos.

A #Dios le importa más la persona que está tomando la decisión que la decisión como tal.

Eso quiere decir que vamos a equivocarnos algunas veces. Que la calidad de nuestras decisiones a veces será muy baja.

Pero eso no cambia el hecho de que Dios sigue siendo fiel y El obrará.

De qué me sirve tomar la decisión “correcta” si sigo siendo la persona incorrecta? No tiene sentido.

¿Como evitar malinterpretaciones de la voluntad de Dios?

1. La voluntad de Dios no es contradictoria:

Nada que contradiga la Palabra puede ser su voluntad.

No tienes que violar la voluntad de Dios para cumplir con Su voluntad.

Hacer preguntas: ¿Es bueno? ¿Es agradable?

Si para hacer esto, tengo que desobedecer aquello, no es la voluntad de Dios.

Si realmente es la voluntad de Dios, no será contradictoria.

Tenemos que aprender a pensar de una manera no contradictoria.

2. El propósito eterno de Dios siempre gira hacia la santificación y obediencia, no a la complacencia personal.

Colosenses 3:8-10:

Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. 9Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios 10y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador.

3. Es necesario distinguir los decretos eternos, los preceptos (las dos voluntades de Dios) y el propósito inmutable.

Estos tres aspectos muestran cómo distinguir entre lo que el cristiano debe hacer hoy (preceptos), lo que Dios ha planeado antes de todo (decretos), y la seguridad de que ese plan jamás será frustrado (propósito inmutable).