Resultado narrado por "Mario Olguín Roberto García" em Todas as categorias

Un día, un buque comienza a navegar por el río en que viven los yacarés, y éstos se unen para defender su hábitat de la presencia del hombre y sus máquinas.

Las víboras dan un gran baile a la orilla del río. Todos los invitados se muestran muy contentos, menos los flamencos, que envidian los trajes y adornos que llevan los demás. A uno de los flamencos se le ocurre entonces una idea para no pasar inadvertidos en la fiesta.

Alicia, una recién casada, rubia y angelical, se enferma de influenza y permanece varios días en cama. Sin embargo, nunca logra reponerse del todo, y cada mañana amanece más débil.

Una mujer pide prestado un collar de brillantes a una amiga adinerada, el cual luce en una elegante fiesta a la que concurre con su esposo. Sin embargo, cuando regresa a casa, ocurre un percance que transformará su vida en toda una tragedia.

A modo de experimento científico, un hombre le solicita a su amigo moribundo Ernest Valdemar, que le permita hipnotizarlo mientras transita hacia la otra vida. Valdemar acepta, y el proceso es observado atentamente por el estudioso y por los médicos que atienden al enfermo.

Una golondrina rezagada, descansa en la hermosa estatua del Príncipe Feliz. El Príncipe está muy triste, porque desde allí puede ver el sufrimiento de su pueblo, y le pide ayuda a la pequeña ave para llevar consuelo a los necesitados.

Una mañana, tras despertar, un hombre se lleva las manos a la cabeza y se da cuenta que ésta ha desaparecido. Angustiado y perplejo, comienza a buscarla por toda la ciudad.

Los esposos White reciben de visita al sargento Morris, quien les muestra una pata de mono que, según creencias de la India, concede tres deseos. Cuando iba a tirar el amuleto al fuego, el dueño de casa se lo compra. Esa noche, por jugar, la señora White pide un deseo. A partir de ese momento, la vida de esta familia da un importante punto de giro.

Un joven minero, apodado el Cabeza de Cobre, por su cabello rojizo, acepta trabajar en un pique peligroso al que nadie desea bajar, con el fin de no perder su trabajo.